Club de lectura Elsa Farrus Meditación Herida del Abandono

Club de lectura Elsa Farrus Meditación Herida del Abandono
Respiramos suavemente, con la espalda recta y los pies en el suelo. Cada uno como reciba vamos a ordenar toda la energía a través de la respiración, vamos a hacer un chequeo de nuestro cuerpo, a integrar los sonidos que haya en el exterior, sentimos toda la energía que nos rodea. Y vamos a enfocar en nuestra respiración. Respiramos muy dulcemente y cada uno como sienta y reciba vamos a abrir esta energía en unión a nuestro cuerpo, entrar el aire en el corazón y exteriorizarlo. Respiramos muy suavemente y podemos todo ese enfoque en sentir esa respiración al segundo Chakra y entregamos toda esa energía en unión con el plexo solar y el Chakra de la garganta. Respiramos muy suavemente y sentimos como esa burbuja se va agrandando y nos va unificando en unión al encuentro con nuestro Chakra base y nuestro sexto Chakra. Respiramos muy suavemente y como sientas, siente como esa burbuja va rodeándote esféricamente y centralmente. Respiramos dulcemente y a tu manera vamos a abrir la energía en unión a nuestro Chakra base. A medida que vamos respirando pedimos que esa frecuencia de luz y amor nos ayude a integrar muy suavemente toda la energía desde el Chakra estrella de Gaia hasta el Chakra estrella del alma. Y respiramos suavemente, sintiendo como esa burbuja de amor, que es mi propia luz, mi propia frecuencia me va rodeando y llenando de energía. Y a medida que vamos integrando toda la frecuencia podemos sentir como la luz se agranda ya no solo de nuestro cuerpo, a nuestra aura, nuestros cuerpos energéticos, hasta llenar la sala donde estoy y el hogar donde me encuentro. Y a medida que vamos respirando vamos sintiendo como nos convertimos en un canal de energía desde el corazón, un tubo de luz que baja hasta el plexo, al segundo chacra al Chakra base y em paralelo a nuestras piernas, en unión al núcleo cristalino de la tierra. Y respiramos de nuevo tres veces. Seguimos integrando toda esta frecuencia de amor y pedimos ahora que ese canal nazca del corazón, a la garganta, al sexto chacra, al Chakra corona y de ahí al chacra estrella del Alma, un palmo 20 cm por encima de nuestra cabeza. Y al respirar muy profundamente pedimos a toda esa energía de luz, que es nuestro propio canal de amor interno que siempre está ahí a disposición para ser abierto, irradie y se convierta en un pilar, como si yo me quedara dentro de un pilar de luz blanca, ese canal entre el cielo y la tierra, que es mi cuerpo físico. y respiramos nuevamente para consolidarlo. A medida que vamos integrando toda esa energía vamos a pedir que esta frecuencia de amor sea la recepción para la conexión con la madre tierra. Vamos a pedirle a la madre tierra un rayo de luz azul zafiro, que suba vertical hacia nosotros y que vaya subiendo poquito a poco, como una espiral, capa por capa de la tierra, al encuentro del chacra estrella de Gaia, un palmo 20 cm por debajo de la planta de los pies. Seguimos integrando toda esa energía, toda esa capacidad de ser nosotros mismos y vamos a pedir y a resentir que esa frecuencia de luz se abra para darnos toda la energía de unión con el propio ser y sentimos como la luz azul sube hacia el chacra base y al llegar a él, vuelve al chacra estrella de Gaia, formando un infinito vertical entre el chacra, estrella de Gaia, debajo de los pies y nuestro chacra base. Y respiramos suavemente, permitiendo que, a su vez, la energía azul suba a través de las plantas de los pies por nuestros dedos, tobillos, tibia, peroné, rodillas, toda la parte de las nalgas, el fémur y se unan los tres rayos, el infinito y los dos rayos, en el interior de nuestro chacra base y respiramos de nuevo tres veces. Y ahora, al respirar, podemos pedirle esa energía que siga subiendo al segundo chacra, al plexo al corazón, a la garganta, al sexto, al corona y más allá de nosotros en dirección al universo y pedimos que toda esa frecuencia de amor, se reparta por igual a nuestro alrededor, y a medida que la vamos, integrando, pediremos que esa energía de luz vaya reconectando los diferentes tejidos, tanto electromagnéticos de nuestros cuerpos eléctricos como de nuestras células, nuestros órganos. Vamos a centrarnos en respirar y chequear cómo me siento, cómo me siento aquí y ahora: si estoy sólido, si me noto acelerado con ganas de huir, si puedo sentirme cansancio mira me agotamiento si estoy asustado a la defensiva o estoy sereno, vamos respirando integrando toda esa frecuencia de luz. Ahora muy suavemente desde este lugar, desde mi presencia, aquí ahora voy a pedirle a mi corazón que se abra como si se abriera una rosa o una flor o un libro o un espacio en el que pueda entrar y vamos a pedir entrar en el templo de nuestro corazón. Y al respirar profundamente en su interior, podemos poner la mano en él, como sintamos, le vamos a pedir recordar el minuto exacto de nuestra concepción, el instante en el que padre y madre estaban juntos y yo pude integrarme en esa fusión de estas dos almas, no importa cómo se conocieron, o como llegaron allí, simplemente se produjo el portal para que yo pudiera traer la tierra. Y respiro muy dulcemente, sintiendo ese instante, el instante en el que puedo ver todo el universo detrás de mí y todo ese espacio donde yo voy a desarrollarme como humano. Respira profundamente, y voy a revisar cómo me siento. Le preguntamos a nuestra memoria celular: ¿Si se siente en paz por entrar en un cuerpo humano, o si tiene miedo a lo que supone vivir una vida humana? Respiramos, y sentimos. ¿Cómo estoy en el momento de mi recepción, con ilusión o miedo? Para aquellas personas que hayan sentido un poco de miedo, le vamos a decir a ese ser, que soy yo, lo siguiente: “Amado ser de Luz el universo no te ha abandonado en este útero. Una parte de tu luz ha elegido experimentar una vida humana y para ello, ha de separarse de la energía de amor universal para poderse integrar en el plano físico. Tú elegiste disminuir un poco tu frecuencia de amor para poder entrar en un cuerpo físico en un viaje temporal donde nadie te ha abandonado, ni tus guías, ni tu familia estelar, ni tus almas gemelas, simplemente es un viaje al planeta escuela del que vas a volver con mayor conciencia”. ¿Comprendes que no te has caído del universo, sino que tú elegiste nacer en la tierra con un propósito? Si nos sale un sí, le damos las gracias y lo llenamos, a ese puntito de luz que soy yo, pidiendo nuestros Ser solar, un rayo de luz dorada que lo rodee. Si nos dice que no, le decimos: “Amado Ser de luz, muéstrame cómo se llama ese miedo tan grande que sentiste en el momento de tomar conciencia de que estabas siendo concebido.” Y nos damos tiempo para integrar esa información. Al respirar profundamente, le decimos: “Cualquier miedo [y lo decimos todos en voz alta], cualquier miedo, preocupación o memoria que haya sentido en este instante, es una memoria pasada de otros tiempos o generaciones. Agradezco tomar conciencia de ello y se lo devuelvo a mí yo de aquel siglo, a la encarnación de aquella vida o al ancestro pertinente, para que la energía pueda ser equilibrada en esa dimensión con su propio aprendizaje. Y sentimos como si nosotros fuéramos un punto de luz que deja partir una energía que ya no nos pertenece. Respiramos de nuevo y pedimos a nuestro cuerpecito, ese punto de luz, que se vaya dividiendo, se vaya formando. Vamos a hacer un viaje del momento de la Concepción al momento del parto cada uno a su ritmo, a su velocidad y vamos a sentir o resentir: Si en este viaje a la tierra, en el vientre de mamá, ¿veníamos juntos con alguien y solo nacimos nosotros, o si veníamos solos? Respiramos muy profundamente y cada uno, si venía solo, mira de frente ese feto, ese bebé que somos nosotros, y le dice: “No estás sola/o, yo soy tú en el futuro, estamos aquí y estamos juntos juntas, para darte el sostén y la fuerza necesaria para poner límites para crear nuevas cosas y para discernir la realidad. Yo soy quien te abraza y te sostiene como adulta a partir de ahora”. Y respiramos muy dulcemente de nuevo tres veces. A medida que vamos respirando si sentimos que había alguien con nosotros y se fue, miramos a ese bebé que somos nosotros, que quedamos, y pedimos “Amado Ser de Luz, sé que tuviste que partir por alguna necesidad, te pido que nos unamos en amor, para estar juntos. Amado bebé, sé que no me abandonaste y no te abandoné. Amado hermano, Amado Ser de Luz, te pido de corazón que partas a tu viaje, yo te reconozco y te veo, y ahora comprendo que no me abandonaste. Ahora sé que cada uno tenía un propósito de nacimiento, y por eso, aquí ahora, libero toda culpa por vivir, por gozar y por experimentar la vida, que surgió de tu despedida. Ahora te bendigo, te libero y te dejo marchar”. Y respiramos profundamente de nuevo tres veces. Seguimos respirando y cada uno como sienta y reciba, avanzamos muy suavemente todo el tránsito del embarazo hasta pequeños momentos antes de ir a nacer y como si pudiéramos revisar todo lo anterior, le decimos a nuestra niña interior y a nuestro corazón: “Ahora me he dado cuenta de los miedos de mamá. Ahora he tomado conciencia de que quizá en algún momento dudó en darme la vida. Comprendo sus miedos y comprendo que, aun así, me trajo al mundo, porque tengo dos mamás: la madre con la que pactó mi alma nacer en la tierra y que llevó a cabo su propósito y la mamá humana muerta de miedo que no se sentía lo bastante adulta o que el entorno la acorralaba” Respiramos suavemente y le decimos: “Ahora sé, lo que has vivido y lo que has sufrido, y que tus dudas sobre mí, no van conmigo. Ahora sé que no fue tan fácil y que me amabas, porque me diste la vida. Por ello, te lo agradezco profundamente y voy a tomarla para vivirla plenamente y confiar en mis decisiones, en mis elecciones y en la vida. Gracias a mi madre por darme la vida en este planeta, para que yo pueda rehacer mi pacto de alma con la humanidad y la tierra” Y respiramos suavemente, pidiéndole universo un rayo extra de amor que nos bañe de luz y que la irradie todo el vientre de mamá y a todo el cuerpo de mamá, independientemente de cómo sea su personalidad. Respiramos suavemente y le vamos a pedir a esa bebé que visualice que sale por el canal de parto, independientemente de cómo haya nacido. Respiramos suavemente dos o tres veces y salimos por el canal de parto al exterior, como si fuéramos un mini bebito que va creciendo, creciendo, creciendo, hasta el día de hoy. Nos tomamos tres respiraciones para ir desarrollándonos, y a medida que vamos integrando, vamos a asumir esta energía, y como si pudiéramos mirar atrás, buscamos si hay algún momento en el que fuimos separados bruscamente de mamá, de papá, de mis hermanos o de una pareja. Respiramos y tomamos conciencia de ello, y mirándolo con mucho amor, con esa conexión cielo tierra en el corazón que irradia decimos: “Ahora tomo conciencia de esa separación, no sé si recuerdo bien o no lo que ocurrió, pero sí sé que se hizo lo que se pudo, ahora puedo ver, o puedo pedir la totalidad de lo que sucedió, para comprender mejor lo que he vivido y pido que me sea revelado en conciencia o a través de los sueños o de los pequeños secretos que debo identificar, pido que me llegue la información completa para poder superar esa separación”. Respiramos de nuevo y también le pido al universo poder ver quién me sostenía mientras cruzaba esa experiencia, quienes fueron los ángeles humanos, las personas, las situaciones que me sostuvieron para yo poder cruzar y sobrevivir esa experiencia. Respiramos muy suavemente y con las manos en el corazón repetimos: “Doy las gracias a todas aquellas almas, que en algún momento han jugado el papel más feo en mi vida, para que yo tuviera que desarrollarme por mí mismo/a y doy las gracias a todas aquellas almas que aparecieron de la nada para sostener mi dolor, mis miedos o mi abandono en las diferentes experiencias. A todos ellos, gracias por cumplir el plan de vida para que yo sea quien soy ahora. Y a mi niño o mi niña interior, le doy las gracias por atreverse a transformar esa soledad en comprensión” Y respiramos muy dulcemente, pidiendo al universo un rayo de luz blanca, que descienda en vertical hacia nosotros, que nos llene de luz desde el núcleo del universo al corazón, y desde ahí, al núcleo de la tierra. Podemos sentir como ese rayo de luz, va calentando el interior de nuestro cuerpo va llenando partes que a lo mejor están vacías, desestructuradas, se va repartiendo alrededor de mi aura, de todos mis cuerpos, de mis tejidos, de la piel, de los órganos, de la linfa, del tronco neuronal y con las manos en el corazón, le doy las gracias a ese templo del corazón por haberse abierto para poder volver a reubicar y pido que esa energía se vaya cerrando al tamaño natural para desarrollar mis actividades físicas. Si son una flor la recojo, si es un templo lo cierro, si es un libro lo guardo, si son geometrías códigos colores los agradezco. Y me voy permitiendo empezar a mover los pies, las manos, los brazos, los hombros, los codos, moviendo todo el tronco, la cabeza, poquito a poco vamos moviendo toda esa energía de unión con el propio ser. Acaricio mi cara, mis brazos, me tomo unos minutos para ir volviendo muy poco a poco. ***** Gracias por la confianza. Elsa Farrus Rusiñol Club de Lectura

Comentarios

Entradas populares de este blog

Retiro verano presencial en Girona RETIRO DEL CORAZON AL NÚCLEO DE GAIA

Conciencia de las Marías en el mundo de Mama y mis ancestras. Taller de unificación contigo misma, mama y Gaia

taller de reencuentro con tu propia luz